Durante mi niñez y adolescencia, amaba patinar sobre ruedas. No es que hiciera piruetas, ni patinara a grandes velocidades, pero podía jugar cualquier cosa sobre ruedas, y pasaba con mis amigos horas interminables jugando quemados, béisbol, coleadas, las traes, y lo que se nos ocurriera. incluso en una Roller-disco no hacía el ridículo por completo. Llegó la universidad y con ello el fin de una era. Hace unas semanas, una amiga me hizo recordar esos tiempos y santa Claus me trajo unos patines para revivirlos. Después de algunas semanas reuniendo el valor para ponérmelos, hoy por fin lo logré. Y fue una aventura maravillosa, que si lo pienso bien, me hizo reflexionar sobre muchísimas cosas que puedo aplicar a mi vida en general, y que si le rascamos, se pueden aplicar en las empresas.
- El miedo es lo que nos frena o nos derrumba. En cuanto salí del coche con los patines puestos, sentí terror. Y en dos segundos, estaba en el suelo. Pero como estaba decidida a reaprender a hacer esto y a no quedarme como tonta, comencé por enfrentar ese miedo y decirle que tenía todo lo que necesitaba para lograr mi objetivo. tenía experiencia, aunque un poco adormilada, tenía el equipo necesario, las ganas y todo el tiempo que fuera necesario para reaprender. Y me solté de nuevo y me dejé fluir, sin pensar más que en cuánto me divertía cuando patinaba con mis amigos. No me volví a caer.
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